Primero lo primero. Cuando hablamos de un proceso, nos referimos a un camino que empieza pero que no tiene fin (super importante); sin embargo, si tiene muchas satisfacciones y retos que tienes que estar dispuesto (a) a enfrentar con toda la actitud para lograr experimentar un crecimiento, un desarrollo y una madurez en tu persona.

Muchas personas empiezan el camino, pero se cansan y se rinden a las primeras de cambio, por flojera, por miedo o por cansancio; por esta razón considero importante mencionar que si decides hacer un cambio en tu vida, tomes en consideración que es un proceso que tiene sus etapas de desierto, de aridez y de soledad, estos momentos que sirven para experimentar cambios fuertes en tu vida, por lo que tienes que vivirlo en plena conciencia de cada momento y no escapar por el dolor o sufrimiento que llegues a sentir.

Este sufrimiento necesario es sanador y te lleva a un crecimiento interior de manera muy significativa y son precisamente estos momentos los que te cristalizan y sanan tu persona fortaleciéndote y llevándote a un crecimiento puro.

Pero no te preocupes, también hay momentos de plenitud, de paz y de tranquilidad. Estos momentos son un oasis en el desierto cuando crees que vas a desfallecer, cuando crees que vas solo(a), cuando parece que no vale la pena seguir;  

Y debes estar listo porque cuando lleguen estos momentos, donde tus fuerzas se han agotado será el instante preciso en el que debes acudir con tu creador, Si, con DIOS, y pedir lo que te haga falta para continuar, ya sean fuerzas, paciencia, fe, humildad, serenidad, valor, amor, perdón etc. Todo lo que consideres para continuar tu camino y es precisamente en ese instante donde te darás cuenta que nunca has estado solo (a) pues siempre te ha acompañado tu creador que sabe de lo que eres capaz.

Entonces:

¿Cuándo comienzas tu proceso?